Júlia Farrés-Llongueras vuelve a brillar en los escenarios tras un período de reflexión que ha acompañado su actividad profesional en los últimos meses. Durante este tiempo, se ha dedicado a perfeccionar sus habilidades vocales e interpretativas, lo que le ha permitido pulir las bases de un repertorio que resuena con su búsqueda de autoexpresión.
Este trabajo meticuloso le otorga la confianza y autenticidad necesarias para abordar proyectos de mayor envergadura dentro del patrimonio musical, permitiéndole establecer una poderosa conexión con el público. Su renovada forma de presentarse en el escenario irradia una seguridad que la convierte en una soprano de gran firmeza y una voz reconocida en el panorama nacional, consolidando su presencia en el ámbito internacional.
En los últimos meses, Júlia ha vivido un viaje musical lleno de logros significativos. Tuvo el honor de participar en la ópera Atenaide de A. Caldara representada en el Festival Internacional de Música Antigua y Barroca de Peñíscola, donde el eco de su voz resonó en un espacio cargado de historia. Además, su gira con la Orquestra de Cambra de Catalunya fue un homenaje a la música barroca con su interpretación del motete O qui coelis terraeque serenitas de Vivaldi y una obra de D. Terradellas. La Cantata 172 de Bach en Berlín (Berliner Dom) abrió nuevas puertas en su carrera, gracias a su compromiso con la música y su deseo de explorar nuevos horizontes en el extranjero.
Este julio, presentó dos logros destacados: el ciclo Myrten de Schumann, que la consolida como liederista, y un recital de canción y ópera en el Claustro de Sant Cugat con el pianista Stanislav Angelov, donde interpretó obras de Gounod, Bellini y Dvořák. Este recital marca un paso adelante en un ámbito en el que desea seguir expandiéndose.
En septiembre, además, inició una nueva colaboración con el guitarrista José Luis Ruiz del Puerto, con quien ofreció un recital en el Festival Internacional Pepe Romero de Málaga. En este concierto, profundizaron en el repertorio del compositor Lorenzo Palomo, quien falleció hace pocos meses, interpretando partes de sus ciclos Mi jardín solitario y Madrigal y cinco canciones sefardíes, así como obras de Joaquín Rodrigo, Tárrega y Ernesto Cordero.
En este momento de su carrera, Júlia Farrés-Llongueras lleva consigo una herencia musical que celebra el pasado mientras mira hacia un futuro lleno de posibilidades.
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Júlia Farrés-Llongueras
La soprano, que estudió con Mati Pinkas y Renata Scotto, ha sido distinguida con premios en presigiosas competencias internacionales en Nápoles y París. El repertorio de Júlia comprende tanto opera, oratorio y Lied, como musica avant-garde. Ella tambien tiene un especial interés por la mélodie francesa y por la música vienesa del siglo 18 y 19.